Formentera, la isla más pequeña de las Baleares, está impregnada de una rica historia que se remonta a la prehistoria. Sus primeros habitantes dejaron su huella en yacimientos como el de Cap de Barbaria II, testimonio de una sociedad que vivió en armonía con la naturaleza.
A lo largo de los siglos, la isla fue refugio de pescadores, comerciantes y también escenario de incursiones piratas, lo que llevó a la construcción de iglesias fortificadas como la Iglesia de Sant Francesc y torres de vigilancia.
Tras un largo periodo de abandono debido a los ataques piratas, en el siglo XVIII Formentera comenzó a repoblarse y posteriormente, en el siglo XX, su aislamiento y su belleza virgen atrajeron a la comunidad hippie, que encontró en la isla un paraíso de libertad y creatividad.
Hoy en día, Formentera conserva ese espíritu auténtico, combinando tradición, tranquilidad y un compromiso con la sostenibilidad que la hace única en el Mediterráneo.